En el 2001, Cristina estaba viajando como Au Pair a Alemania. Técnicamente es nuestra primera Au Pair aunque APW nacería en años posteriores. Aquí su historia:

Ella se enteró de APW mediante un afiche del programa mientras estudiaba en la casa Humboldt, al parecerle sumamente interesante, se decidió y aplicó.

Esperó aproximadamente 3 meses para que una familia se contactara con ella. Le parecieron muy buenas personas por lo cual aceptó. Ellos le enviaron una foto actualizada y la convencieron totalmente. Eran 2 niños: una niña de 6 años y un niño de 2, y la madre ya que ella era divorciada.

Cuando llegó al aeropuerto de Düsseldorf ya la estaba esperando Andrea, la madre, y León, el niño, quién cargaba un ramo de flores. Este detalle le encantó totalmente.

A pesar de que estaba muy cansada y emocionada, al conocerlos se sintió super bien y todo fluyó de manera perfecta para ella. Así comenzó su primer año como Au Pair.

Cristina trabajaba hasta el medio día y todas las tardes las tenía libres. Colonia, la ciudad donde vivía, una ciudad grande y hermosa. Se caracteriza por tener una catedral gótica central que se la puede ver desde cualquier parte de la ciudad.

Normalmente salía a pasear y conocer la ciudad. En los cursos de alemán que ella seguía convivía con gente de todo el mundo: ella se lo pasaba de lo mejor, especialmente en los recreos ya que era el momento en el que todos conversaban, Cristina podía escuchar idiomas que en su vida creyó que iba a escuchar. Conoció a gente de Indonesia, Sudáfrica, Turquía, Grecia, Bulgaria, Rusia…

Cuando tuvo su primer mes libre pudo viajar por Alemania, conoció Berlín en un fin de semana. Fue la ciudad que más la enamoró por todos sus contrastes: por un lado, pudo ver el famoso Muro de Berlín y por el otro, centros comerciales increíbles, y bastante gente de todas partes del mundo.

En Suiza a más de los chocolates lo que más le encantó fue Berna, una península pequeña en el centro con calles peatonales y una pila en cada esquina. Una ciudad espectacular. Conoció Ámsterdam, una ciudad diferente, pero hermosa de igual manera.

A final de todo, el año se pasó volando y sin darse cuenta ya tenía que regresar. La fama que tienen los alemanes referentes a que son fríos y serios es errada, la conclusión a la que llegó es que simplemente son personas diferentes, pero qué, si alguien los llega a conocer bien, estos pueden ser muy buenos amigos y personas en quienes se puede confiar.

Cristina en base a su experiencia nos comenta que Alemania es un país muy correcto, sumamente puntal y ordenados, una sociedad de la cual se puede aprender mucho más de ella que solo el idioma. En definitiva, califica a su experiencia como INOLVIDABLE.